Los masajes han sido utilizados tradicionalmente para solucionar posibles problemas físicos pero, al margen de ello, también para potenciar las relaciones humanas. Las distintas formas de masaje se basan en el grado de contacto físico que necesita cada individuo. El masaje erótico, además de aumentar el placer sexual, ayuda a superar el temor al contacto en cualquier zona del cuerpo, que para algunos puede generar limitaciones. En ciertas ocasiones, los masajes sirven para hacer desvanecer la barrera psicológica que impide dar o recibir caricias. Si eres una mujer y quieres derrumbar las fronteras, descubre el masaje perfecto para la mujer de la mano de nuestros masajistas masculinos.
El masaje femenino es el masaje erótico del hombre hacia la mujer, con una práctica cada vez más extendida alrededor del mundo. La puesta en escena del masaje va mucho más allá de la búsqueda del placer sexual de la mujer, es una vía para que ésta entre en un estado de elevación en muchos otros sentidos. Nuestros masajistas logran dominarlo propiciando una sensación nunca experimentada. Es la liberación total de la mujer, asegurando el placer conseguido por el masaje en sí mismo y abriendo sus perspectivas de sensualidad.
La preparación del ambiente se considera una prioridad para el masajista, que escuchará tus propias sugerencias si las tienes. El espacio es tranquilo, tenue y aislado, con velas esparcidas por el suelo y música suave en tus oídos. Contribuye, sin excepciones, tanto a la comodidad como a la seguridad de la mujer. Antes de empezar la sesión, es recomendable darse un baño o ducha de agua caliente, que preparará a la mujer y le propiciará relajación. Nuestros masajistas eliminan con minuciosidad toda posibilidad de interrupción para poder concentrar toda su atención en su cuerpo.
La posición es también un factor a destacar en la preparación del masaje. La mujer debe recostarse sobre su espalda en una posición confortable, en una posición que le permita observar el contacto de las manos del masajista en cada zona de su cuerpo. Además, el masajista le ayudará a mantener una respiración profunda y lenta, contribuyendo a la relajación absoluta.
Una vez esté todo en orden, se procederá a la ejecución del masaje. La mujer podrá concentrase en ver y sentir como deslizan las manos masculinas por cualquier parte, y la presión de un cuerpo escultural y firme sobre ella. A través de la combinación de movimientos suaves y más rítmicos, se nutre a la mujer de sensaciones alucinantes.
Una vez finalizado el masaje, nuestros masajistas dejan reposar la mujer en el tatami, con tranquilidad y dejándola disfrutar de lo que ha dejado el masaje en ella. Sin modificar el ambiente, la receptora puede recordar cada una de las sensaciones percibidas y asociarlas al masaje perfecto para la mujer. Sus barreras sexuales se habrán desvanecido.