El masaje prostático está considerado como el masaje erótico más placentero que puede experimentar un hombre. Aunque aún existe cierto tabú hacia esta práctica, en los últimos años ha ido sumando cada vez más hombres que buscan experimentar nuevas sensaciones.
En un principio, el masaje prostático representaba un método efectivo para aliviar la prostatitis y sus síntomas. Sin embargo, pasó de ser un procedimiento médico a una práctica de placer al descubrirse que podía ser una fuente de placer inagotable para los hombres.
La próstata representa el punto G masculino, para acceder al mismo se necesita entrar por vía anal, ya sea empleando los dedos, consoladores o por medio de la penetración. Es válido destacar que los orgasmos obtenidos por medio de la estimulación del punto G masculinos son descritos como inigualables.
Los sexólogos afirman que ésta puede invertirse en una práctica común dentro de las relaciones de parejas, tan solo basta buscar una buena posición donde sea más cómoda para evitar cualquier tipo de inconveniente.
¿Cómo realizar un masaje prostático?
Para realizar un masaje de próstata se debe tener en cuenta la relación anatómica de esta glándula para poder realizar un masaje placentero. Precisamente, para llegar hasta el punto G masculino se debe estimular la próstata por vía anal.
El masaje prostático puede ser auto realizado o por otra persona, empleando ya sea los dedos, juguetes sexuales o la penetración. No obstante, en algunos casos esta última opción no suele gustar a los varones heterosexuales, pero solamente es cuestión de abrir la mente, ya que hay juguetes sexuales que permiten que su compañera los penetre.
La región anal es muy sensible a traumatismos, por eso se debe ser bastante sutil al realizar el masaje prostático. También debes recordar que no se requiere penetrar muy dentro del ano para llegar a la próstata, incluso no se requiere introducir todo un dedo para tocar la próstata que se encontrara en la pared anterior del recto.
Como todo masaje erótico se necesita un juego previo, en donde las caricias jugarán un papel fundamental para ayudar a mantener relajado al individuo antes de iniciar el masaje. Las caricias en los testículos, el pene, el perineo y las piernas producen gran satisfacción, ya que son zonas erógenas por excelencia.
Luego de una previa estimulación se procede a realizar el masaje prostático, el cual debe ser delicado tratando de estimular correctamente la próstata para que el hombre llegue al orgasmo, hay quienes aseguran que el placer experimentado es mayor al que se obtiene del orgasmo genital.