El continente asiático es un crisol de culturas, y todas ellas tienen algo en común: son muy diferentes a la nuestra, también en el sexo.
En la sexualidad de una población influyen muchos factores y uno de ellos es la cultura. Desde nuestro punto de vista occidental, las personas asiática tienden a ser conservadoras, teniendo menos parejas y comenzando su vida sexual mucho más tarde. Y es que la mayoría de la población en Asia, crece con poca o ninguna educación sexual, ya que en general es un tema tabú y es considerado como una «distracción». Si sumamos a eso que hay ciertos países con un liderazgo fundamentalista, que se resiste a implementar la educación sexual en las escuelas y prefiere creer en la eficacia de un enfoque centrado en la abstinencia y centrarse así en una sociedad super productiva obtenemos una visión que aquí podríamos considerar cerrada. Aunque nada más lejos de la realidad.
Los tiempos cambian y tras la creciente importancia que la sexualidad está adquiriendo en la sociedad moderna, las opiniones sobre estos temas continúan transformándose rápidamente. Así como la homosexualidad, la transexualidad y el poliamor ganan mayor aceptación día a día, los asiáticos urbanos también se han vuelto más abiertos en cuanto al sexo. A medida que la educación sexual gana notoriedad gracias a la toma de conciencia sobre la importancia de esta, la sociedad asiática se abre.
Además, a pesar de la aparente reticencia generacional en las culturas asiáticas hacia la sexualidad, en diversas religiones orientales ancestrales como el hinduismo y el budismo los deseos carnales tienen un alto renombre y se cita expresamente que llevarlos a cabo ayuda a llevar una vida plena.
Prácticas sexuales en diferente religiones orientales
La primera evidencia de actitudes abiertas hacia el sexo proviene de los textos antiguos del hinduismo, el budismo y el jainismo (todas religiones asiáticas), los primeros de los cuales son quizás la literatura más antigua del mundo. Estos textos más antiguos, los Vedas, revelan perspectivas morales sobre la sexualidad, el matrimonio y las oraciones de fertilidad.
En el taoísmo, una religión de procedencia China, el Tao es la fuente de todo y el principio último que subyace a la realidad. Este enseña sobre las diversas disciplinas para lograr la perfección a través del autocultivo. Dicho proceso se puede llevar a cabo mediante el uso de técnicas taoístas y convirtiéndose en un camino llamado «el camino» o «Tao». La ética varía según la escuela en particular, pero en general tiende a enfatizar: acción sin intención, naturalidad, simplicidad, espontaneidad y los Tres Tesoros (compasión, frugalidad y humildad). Todo este galimatías filosófico construye el escenario en el que se desarrollan las relaciones humanas, también la sexualidad.
Las prácticas sexuales del Taoísmo son conocidas como «unión de energías» o «unión de las esencias», ya que los practicantes creen que al llevar a cabo estas artes sexuales, uno puede mantenerse en buena salud y alcanzar la longevidad o el avance espiritual. Las técnicas clásicas están diseñadas para aumentar la energía sexual de una persona y retenerla. Esto se debe a una creencia muy extendida por Asia: la energía sexual mejora la vida. ¿Y quién puede estar en desacuerdo?
Los textos taoístas recomiendan que los hombres conserven su energía sexual no eyaculando durante el acto, ya que esto implica perder energía sexual. Existe una práctica similar, que han recomendado textos antiguos durante generaciones para las mujeres, que recomienda incentivar el orgasmo femenino, ya que se cree que no implica una pérdida de energía sexua, sino que de alguna manera la aumenta, tanto para la mujer como para su pareja, y que por lo tanto no hay razón para que las mujeres lo eviten.
En cambio en el tantra, una doctrina y filosofía de vida de origen oriental imprescindible en nuestra filosofía de masaje, se utiliza la energía sexual para conseguir un estado de superconsciencia en el cual alma y cuerpo están conectados. Está basado en una serie de textos religiosos enfocados en la espiritualidad y es especialmente conocido por el tantra en la intimidad, es decir, una forma lenta y meditativa de mantener relaciones cuyo propósito principal no es el orgasmo, sino el poder disfrutar de las sensaciones experimentadas por el cuerpo y de toda la actividad sexual realizada. Este, en sus variadas formas, existe en países como Bután, Corea, China, Tíbet, India, Indonesia, Japón, Mongolia o Nepal.
Según el tantrismo, la energía divina que crea y mantiene el universo es la misma que interviene en nuestros actos cotidianos. De ahí que, para alcanzar la realización espiritual, no haya que renunciar a las tentaciones materiales, sino caer en ellas, adueñarse de su energía y utilizarla como un medio de regreso en el camino hacia la fuente original que, en el caso de la religión hinduista, es Shiva.
Del hinduismo al Kamasutra
El hinduismo o también conocido como Sanatan Dharma es un sistema diverso de pensamiento marcado por una gama de filosofías y conceptos compartidos: rituales, sistemas cosmológicos, lugares de peregrinaje y fuentes textuales compartidas que discuten teología, metafísica, mitología, yajna védico o yoga, entre otros temas.
Según esta religión, el sexo es una parte fundamental de la vida. No es un tabú. De hecho, es parte de los cuatro Purusharthas (los cuales serán tratados más adelante) de la vida de un hindú: Dharma, Artha, Kama y Moksha.
En el hinduismo existen dos tantras: el sendero de la mano derecha (dakshina marga) y el de la mano izquierda (vama marga). Este último incluye técnicas de meditación y ritualización a través del acto sexual. Aquellas personas que siguen a Dakshina Marga tienen como objetivo controlar el deseo para alcanzar Moksha; en cambio las que siguen a Vama Marga comienzan viviendo de acuerdo con su deseo. Por lo tanto, no tienen objeciones al sexo a diferencia de las personas que siguen a Dakshina Marga, estos afirman que si reprimes el deseo, siempre existe la posibilidad de que no puedas controlarte en algún momento. Por lo tanto, es mejor satisfacer plenamente el deseo de uno, solo entonces existe la posibilidad de que puedas controlar tu deseo. Así, incluso en Vama Marga tienes que controlar en última instancia tu deseo exactamente como en Dakshina Marga.
De esta religión, en el tema sexual, se destaca el popular libro del Kamasutra; cuyo significado literal traducido del sánscrito es «principios del amor»; pese a ser conocido por ilustrar acrobáticas posturas en las que mantener relaciones, no es ni exclusiva ni predominantemente un manual sobre posiciones sexuales, sino que fue escrito como una guía sobre el arte de vivir bien, la naturaleza del amor, encontrar una pareja para toda la vida, mantener la vida amorosa y otros aspectos relacionados con el placer orientados a las facultades de la vida humana.
El texto enumera el deseo, la sexualidad y la realización emocional como una de las metas propias de la vida. En sus capítulos se contemplan métodos para el cortejo, entrenamiento en las artes sociales, encontrar pareja, coquetear, mantener una vida matrimonial sana y feliz, cuándo y cómo cometer adulterio, posiciones sexuales y otros temas. Aunque la mayor parte del libro trata sobre la filosofía y la teoría del amor, qué desencadena el deseo, qué lo sostiene y cómo y cuándo es bueno o malo.
La tradición hindú sostiene que todo ser humano tiene cuatro fines propios que son necesarios y suficientes para una vida plena y feliz:
Dharma: comportamientos de acuerdo al orden que hace posible la vida y el universo, e incluye deberes, derechos, leyes, conducta, virtudes y forma correcta de vivir.
Artha: significa los «medios de vida», las actividades y los recursos que le permiten a uno estar en el estado en el que desea estar.
Kama: significa deseo, pasión, emociones, placer de los sentidos, el disfrute estético de la vida, afecto o amor, con o sin connotaciones sexuales.
Moksha: significa emancipación o liberación.
Algunas sociedades ancestrales nos dejaron valiosas lecciones sobre cómo conectar cuerpo y alma a través de prácticas de este estilo, así que, conociéndolas mínimamente, aprovechemoslas para escapar de la rutina y disfrutar del placer que nuestros cuerpos nos pueden ofrecer.