El masaje de Cachemira es una de las mejores técnicas de tocar el cuerpo. Surgida del norte de la India, de la antigua tradición del Shivaismo tántrico, se ha convertido en una práctica de relajación realmente poderosa. Conocido también como “el yoga del tacto”, el masaje de Cachemira está basado en la meditación y la respiración, siempre en conjunción con las caricias y los movimientos. El arte de saber respirar profundamente aumenta la intensidad de cada sensación, generando una satisfacción al tacto más elevada.
En ocasiones, algunos masajes eróticos creen oportuno dedicarse completamente a su fin principal: potenciar directamente el sentido sexual del cuerpo. El masaje de Cachemira, en cambio, aumenta la consciencia del funcionamiento del masaje a través de la meditación y, a medida que avanza, explora el campo del erotismo. Así pues, en primer lugar potencia la capacidad sensorial del receptor y abre la mente a sensaciones distribuidas por todo el cuerpo. De este modo, descubre la naturaleza de la sexualidad concibiendo el cuerpo como un todo.
A través del masaje se conoce un camino hacia un placer más intenso y un mayor conocimiento de uno mismo. Cada parte del cuerpo forma un conjunto, creando sensaciones placenteras que se distribuyen a través de los nervios. Mediante el yoga del tacto se consigue llegar a esos puntos de tensión del cuerpo, lugares donde las emociones pueden estar bloqueadas. Su liberación es una fuente de placer insaciable.
Nuestras masajistas eróticas, como expertas en el campo, conocen la técnica del masaje de Cachemira. A través del tacto, consiguen llevar al receptor a un estado de contacto consigo mismo, potenciando el erotismo en un sentido mucho más amplio. Nuestro cuerpo esconde una gran necesidad de ser tocado, siendo una práctica nutritiva y liberadora cuando se lleva a cabo. La técnica permite a la persona sentir el placer que produce saciar esa necesidad, haciendo circular las emociones por todo nuestro cuerpo.
Además de la respiración, los movimientos de la masajista erótica son también de vital importancia para comunicarse con el receptor. La fluidez del tacto consigue alcanzar la relajación absoluta, haciendo que la mente se calme poco a poco. Las manos de la masajista, y su cuerpo en general, son un gran núcleo de energía que se transmite al receptor del masaje. De este modo, la relajación de ambos sujetos es de vital importancia para obtener una sensación de tranquilidad, placer y erotismo absoluto.
La concepción erótica del masaje de Cachemira es diferente al resto de masajes. A través de él, descubres un sentido nuevo de la sexualidad, concebida como un todo global. Tu energía sexual va a fluir por todo tu cuerpo, sin centrarse exclusivamente en un placer focalizado. Los viejos patrones del erotismo y la sensualidad quedan eclipsados por un masaje erótico de este tipo.
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